jueves, 28 de octubre de 2010

El peligro de abrazar

Algo tan simple como dar un abrazo se vuelve un acto extremo, temerario. ¿Será que nos hemos civilizado tanto que llegamos al punto de volvernos analfabetos de lo esencial? ¿Cuántos actos primordiales dejamos para mañana, para nunca?


A las preguntas las carga la sed. ¿Por qué esta repentina necesidad de compartirlas? No sé explicarlo. De todos modos, convido a que deshojemos algunas, paladeando la lluvia que sucede o la lluvia que debiera suceder. Observemos, por ejemplo, nuestro estar en este mundo: cada vez que damos un abrazo es porque alguien se va o regresa, o para dar sentido pésame, o porque el bendito almanaque nos dice que es Navidad o Año Nuevo, o alguna otra celebración. Siempre abrazo interesado.
¿Cuánto hace que no damos un abrazo de repente, sin motivo alguno, sin explicaciones?
¿Y cuánto que no nos hincamos de asombro para beber el agua?
¿Y cuánto que no comemos nueces con pan a esa hora en que la tardecita es rumiada y mordida despacito por la noche?
A ver: ¿cuánto hace que no reparamos en las venitas del aire?
¿Y cuánto que no lamemos la piel de ese aire compañero, con panero, que nos permite vivir hoy y aguardar el día de mañana?
¿Nos daremos cuenta alguna vez de que la música es el agua del aire?
Cuando hacemos nuestro trabajo, ¿por qué no silbamos mientras tanto?
¿Hace cuánto que no cantamos en el auto o en el colectivo o en el subterráneo o en el avión? ¿Quién, pero quién, dijo que no se puede? ¿Algún código penal? ¿Acaso la sagrada Constitución?
¿Cuánto hace que no decimos "buendía" sabiendo, sintiendo, que el día insiste en ser bueno con nosotros porque nos regala, siempre, otra primera vez del sol?
Descalzos, ¿cuánto hace que no caminamos descalzos por la sucesiva espalda de la Tierra que nos parió?
Y decir lo que pensamos y sentimos, de cuajo, sin calcular las consecuencias y sin mirar a quién, ¿hace cuánto? Mejor preguntado: ¿lo hicimos alguna vez?
No nos detengamos: ¿cuánto hace que no lloramos en voz alta, como lloran los niños, que lloran en voz alta?
¿Y cuánto que no soltamos nuestras manos para que ellas digan el amor que no saben decir las tan pobres palabras?
¿Y cuánto que no abrimos la jaula de nuestro pecho para que nuestro encogido corazón salga por luz con semblante?
¿Y cuándo fue la última vez que nos tomamos el pulso, no para contar latidos sino para sentir y celebrar la sangre que nos viaja por las venas?
Una más: ¿cuánto hace que no apoyamos el oído sobre el pecho indefenso de alguien que duerme en nuestra casa?
¿Civilización? ¿Cordura?
Damas y caballeros, vivimos despilfarrándonos. Vivimos hasta ahí, en cómodas cuotas mensuales. Vivimos porque se usa. ¿Vivimos realmente?
El viejo Serafín Ciruela me suele comentar que nuestro vivir oscila entre la contractura y el estreñimiento. Que andamos por la vida con el malestar de quien usa calzones o calzoncillos dos talles más chicos.
Las anteriores y la preguntita que viene parecen salidas de uno de esos retiros de autoayuda. De todas maneras afrontémosla: ¿estamos vivos mientras vivimos?
No hace falta ser demasiado observador para advertir que vivimos desmayando latidos, desangrando sangre. Si nuestra sangre fuera café, estaríamos hablando de un descafeinado. El descafeinado es una cordial estafa que elegimos. Con ese café, y con la vida misma, hacemos como que.
¿No será que se nos fue la mano con esto de la civilización y la cordura y el sentido común?
¿No será que nos estamos volviendo "comunes" de tanto sentido común?
Vivimos descorazonando a nuestro corazón. ¿Eso significa ser educados?
El caso es que, si nos fijamos bien, respiramos impunemente.
Despilfarradores, desmayadores, desangradores, descorazonadores. Nos quejamos: "¡No hay tiempo para nada!", "los años cada vez vienen más cortos y pasan más rápido". De acuerdo: vienen más cortos, pasan más rápido, uno no termina de hacer la digestión de un fin de año cuando ya asoma el otro. De acuerdo: pero, ¿cuántas cosas hacemos para matar el tiempo?
Impunes de toda impunidad, afrontemos otra vez la jodida pregunta: ¿estamos vivos mientras vivimos?
Veloces para las coartadas, pronto argumentamos: ¡no podemos pasarnos la vida haciéndonos preguntas todo el tiempo! De acuerdo. Pero tengamos a bien considerar que sería peor, una lástima, que nos pasáramos la vida vacíos de preguntas.
Haber nacido, estar anotados en el registro civil, tener documento de identidad, es una cosa. Estar vivos es otra. Pasa como con la democracia: estar empadronados, ir a votar es una cosa. Ser habitantes ciudadanos, participar, comprometerse en los primordiales actos de cada día, es otra.
Las preguntas, si realmente preguntan, son inquietantes, peliagudas, desvelan, insomnian, incomodan. Pero dejarlas para mañana vendría a ser como dejar para mañana la conciencia de estar vivos.
Pasarse la vida aparentando y consumiendo y lavándose las manos y esquivando las preguntas es un crimencito perfecto por el que ninguna ley castiga explícitamente.
Pero en realidad, para ese crimencito de lesa inhumanidad no hace falta cárcel alguna: basta con haberse condenado a ser bien vestidos, reducidos al rol de intestinos eructantes.
En nombre de la cordura, de la prudencia y de la bendita prolijidad, ¿cuántas cosas esenciales, primordiales, dejamos de hacer?
Posdata
Escucho voces airadas: me dicen que la termine de una vez con mi sermón. Tienen razón, me fui al caraxus. Demasiado bla-ble-bli-blo-blu.
No encuentro escapatoria, y para colmo ahora mismo reaparece el viejo Ciruela, que tiene la virtud de asomar en el lugar exacto en el momento menos indicado. Me dice el viejo:
-Rodolfo, esto te pasa por meterte a sermonear. Ahora no le saques el poto a la jeringa. Hágase cargo compañero al menos de una pregunta.
-Hice una punta de preguntas, Ciruela, ¿de cuál me hago cargo?
-Por empezar, de la primera.
-¿Cuál era?
-Vamos, no se me frunza compañero del alma. La primera usted la hizo, usted la sabe.
-Don Ciruela, ¿no podría ser otra?
-No. No podría ser otra. Esta es: ¿cuánto hace que no das un abrazo de repente, sin motivo alguno, sin explicaciones?
-La verdad... hace años que no doy un abrazo de repente, así, sin motivo alguno, sin que sea por una despedida o un encuentro o una Navidad o un Año Nuevo. Tantos años hace...
-Tantos... ¿cómo cuántos, Rodolfo?
-Tantos como mi vida entera. Jamás di un abrazo así.
-Nunca es tarde para el abrazo pendiente.
El viejo Serafín Ciruela, para darme una buena palmada, elige mi hombro del lado del corazón. Y se aleja, pero no demasiado. Sin darse vuelta me dice: "No lo dejes para mañana el abrazo. Mañana puede ser demasiado tarde".
Sigue la Posdata
En este día de un mes del año 2010 después de Cristo he concluido esta nota escribiendo ese "mañana puede ser demasiado tarde". Pero no es la frase final. Sé que debo tomar una decisión para que no sea cierto que a las palabras se las lleva el viento. Ahora o nunca: saldré a la vereda, caminaré hasta la esquina de Corrientes y Esmeralda y allí...
Todo llega. Ya estoy en esta esquina sembrada de humanos que van y vienen, urgidos; es como si todos estuviesen llegando tarde al sitio al que van.
Empiezo una silenciosa cuenta regresiva: en segundos voy a dar un abrazo sin aviso, sin mirar a quién, un abrazo al primero o a la primera que se me cruce. Cierro los ojos, no contaré hasta diez, contaré hasta trece... uno... dos... tres... El corazón, más que latir, me da puñetazos... seis? siete? Qué lenta es la eternidad? nueve? diez? once? Estoy con los ojos cerrados, los abro... doce... trece... Ya suelto mi abrazo y mi abrazo llega a destino desconocido... Ahora abraza mi abrazo ¡así!, ¡¡así!!, a una mujer de unos cincuenta años... Ella salta con un alarido... Madremía, sólo la estoy abrazando... Tratando de calmarla le digo felicespascuas... feliznavidad... shalom... buonnatale... felizañonuevo... felizfindesemana... Mi abrazo termina trizado, partido, desparramado sobre las baldosas... Carterazos, patadas en mis costillas, sangre en mi nariz... Respiro el olor fresco de la sangre y ese olor me lleva a la niñez... Un agente de policía y dos, tres tipos, me inmovilizan boca abajo... Por suerte las baldosas conservan el olor de la lluvia de esta mañana... Escucho lejanas sirenas... se acercan. ¿Qué mundo hicimos que por dar un simple abrazo sin mirar a quién uno se juega la vida, la libertad?
Mis pensamientos son abollados por insultos que brotan desde una increíble cantidad de gente que en segundos se ha ­reunido en círculo. De todo me dicen. Pero no se vaya a creer, no hay unanimidad; hay como dos bandos; los insultos están divididos: unos putean a mi madre y otros a mi padre. Otros, más dulces, más específicos, me dicen "atorrante", "drogadicto", "violador"... El sonido de las sirenas ya es cercano... alcanzo a ver, porque es bajita, el rostro de una nena de unos cuatro años... Me mira bien, una lágrima le está bajando por la mitad de un pómulo... "No te asustés, nena, no llorés, sólo estamos jugando..."
Una ambulancia y dos patrulleros y otro patrullero más... Me suben a la ambulancia... "Cálmese", me dice una doctora. "No teman, está tranquilo, es inofensivo", le avisa la voz del viejo Ciruela, que ha conseguido subir a la ambulancia para acompañarme. El policía le pregunta si es familiar del detenido. Ciruela le responde: "Más que familiar, su álter ego soy".
Masculla un rato la palabra "alterego... alterego...", el oficial. Se saca la gorra y me interroga con voz de interrogatorio:
-¿A qué se dedica?
-A teclear.
-¿Pianista?
-No, escribo y cosas así.
-¿Qué ingirió esta mañana?
-Cafecito.
-¿Y qué más?
-Cuatro vasos de agua en ayunas.
-Sujeto masculino, dígame de una vez: ¿qué tomó?
-Eso tomé. Ah, y un pomelo partido en cuatro.
-¿Puede reconocer lo que hizo?
-Sí, puedo.
-A ver, ¿qué hizo?
-Di un abrazo de repente.
-¿Por qué motivo?
-Sin motivo. Porque sí.
-¿Sabe lo que le espera?
-No sé... Antes de seguir, oficial, una cosa quiero decirle.
-Lo escucho.
-Usted esta mañana desayunó con medialunas.
-¿Y cómo lo sabe?
-Porque en el bigote tiene la cascarita de una.
-Carajo, cómo se dio cuenta.
-Y..., porque lo estoy mirando.
-¿Puedo decirle algo más?
-¡Otra cascarita!
-No, ya no tiene nada. Quería preguntarle si me deja darle un abrazo.
-Un... ¿abrazo...?, ¿Usted a mí?
-Sí, a usted. Un abrazo. Y a la doctora. Y al enfermero.
Ninguno de los tres me responde, no les sale la sílaba del sí, pero se la veo en la mirada. Lo abrazo al policía, lo abrazo al enfermero, ¡a la doctora la abrazo! Ninguno de los tres ofrece la menor resistencia. Tenían sed y no lo sabían.
Y aquí estamos, abrazados. El chofer de la ambulancia ha notado algo extraño, y nos mira por el espejito. Frena en seco. Se baja, abre las puertas traseras y sube de un salto: "¡No sean egoístas y conviden!". Y sin más se zambulle.
El abrazo se nos prolonga, otra vez gente de género masculino y de género femenino, amontonada.
Nos miran desde el estupor.
Una señora muy aseñorada lidera y exclama: "¡Esto es el colmo de la degeneración!"
Un señor muy aseñorado, tal vez el esposo, grita al borde del alarido: "¡Esto es el fin del mundo!"
El viejo Ciruela lo corrige: "El principio del mundo es".
Por Rodolfo Braceli

lunes, 11 de octubre de 2010

Kamchatka

Este viernes pasado, fue para nosotros viernes de Puente, cosa habitual para ellos por la sencilla razón que todos sus días… son de Puente. Hacía mucho que no iba.
La situación se dio: estaba la ensalada de frutas, las facturas, las ganas de ellos de parar después de atravesar la subida del Puente con el carro, y mis ganas de compartirles lo que les habíamos preparado. Estaban ellos; y estaba yo.
Entre risas, miradas y las preguntas de ambos hacia el otro… entramos en calor. Jorge era más seco, hombre de pocas palabras, las mismas que Silvana entregaba sin problema y aparte de eso con una sonrisa al final; que más podes pedir de un viernes a la noche…Y ahora sí, podía asegurar que estábamos nosotros.
Él, por las mañanas trabaja descargando camiones de Viruta en una curtiembre; Ella trabaja limpiando casas. Vuelven a su casa, se acuestan una hora, y a las 17 otra vez… a pelearla… salen a cartonear….hasta las 23. Y cuando llegan, no termina ahí, son padres de Ezequiel (16) y de su hermana (13). Se llenaron de gusto hablando de sus hijos, travesuras de cuando eran chicos, anécdotas de la escuela y alguna que otra desobediencia. Les resalte que me ponía muy contento verlos a los 2 tirando del carro, acompañándose también en esta instancia. Y Silvana sin titubear me respondió somos 4 tirando del carro. Y sus ojos se pusieron vidriosos. Fue este el momento, donde me compartieron el tesoro de su familia. Es acá de donde sacamos fuerza para seguir, es para ellos que seguimos, es por ellos que nos rompemos… para que no les falte nada y ellos desde su lugar, colaboran. Estamos juntos, los 4 tirando del mismo carro, como familia…
A este punto, yo era una pelota de lágrimas contenidas, la mente me iba a mil por hora.
Se me vino a la mente esa película de Darín y Cecilia Roth, Kamchatka. Aquellos que jugaron al Teg, quizás estén familiarizados con este país, o también si te gusta mucho la geografía!, porque no? Básicamente, kamchatka, representaba el bastión de la lucha, esa última ficha (en ese país)…a partir de la cual empezar a construir, es tu punto de partida…para conquistar el mundo… Es la base de tu estrategia, y a la vez, la razón de la lucha, una ficha, esa ficha.
Y me permití aplicarlo a mi vida, y me emocioné; más aún cuando llego el momento de pensarnos desde No Seas Pavote, esta familia que entre todos formamos.
Nos dimos un fuerte abrazo, nos miramos y se fueron.

De este tipo de situaciones, me nutro. Por estas fichas sigo jugando. Al mundo que vivimos, con esto le respondo. Y te hago parte de esto, porque somos familia, porque estamos tirando del mismo carro… porque estamos en la misma lucha… (nutrite vos también).

Cristian Worner "cantando a pesar de las llamas…"

viernes, 17 de septiembre de 2010

Leonardo Gasparini: ”Argentina experimentó un fracaso distributivo como pocos países en el mundo”

Las crisis extremas, la frágil contención social y las aperturas de los 70 y 90 hicieron que el país cayera en picada en el ranking de igualdad de América latina en los últimos 30 años, sostiene este experto.
Por Sebastián Campanario


Cuando se refieren a variables volátiles como el precio de las acciones o el tipo de cambio, los economistas suelen apelar a la figura- l ugar común de la “montaña rusa”. Los números de distribución del ingreso evocan, por sus escasos cambios a través del tiempo, una actividad más aburrida: analizar las series de desigualdad, dicen los académicos especializados en este campo, equivale a “mirar el pasto crecer”. De hecho, en América latina, la tabla de posiciones en materia de desigualdad se mantiene sin cambios desde hace décadas. Con una sola excepción: la Argentina.
“Nuestro país ha experimentado un fracaso distributivo como pocos lugares en el mundo”, dice el economista Leonardo Gasparini, profesor de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y una de las mayores autoridades académicas en América latina sobre desigualdad y pobreza. “Si bien Argentina nunca fue un país escandinavo en materia social, algunas de sus estadísticas sociales se parecían más a las europeas que a las latinoamericanas”, explica Gasparini. “Hoy somos más parecidos a América latina”, explica, “en parte porque en las últimas tres décadas las estadísticas distributivas latinoamericanas no han cambiado mucho, y en parte porque las argentinas se han deteriorado”.
En números: la brecha proporcional de ingreso entre el 10% más rico y el 10% más pobre era alrededor de 16 en los sesenta, 18 en los setenta, 22 en los ochenta, 25 a mediados de los noventa, subió a más de 40 en 2002, y hoy retornó al valor de 25.
“En síntesis, estamos igual que hace 25 años”, cuenta Gasparini, que vive en Gonnet con su familia, mide más de un metro noventa y es extremadamente tímido. Este hincha fanático de Gimnasia se las ingenió para instalar en la UNLP el Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales, donde trabajan 30 economistas y estudiantes avanzados de la carrera. El CEDLAS se volvió una referencia regional en estudios sobre desigualdad: el Banco Mundial les pidió que monitoreen las estadísticas de distribución para toda América latina.
Gasparini tuvo una infancia que cualquier chico envidiaría: se la pasó cazando dinosaurios. Su madre, una paleontóloga especializada en plesiosaurios, se llevaba a su hijo a las exploraciones por la Patagonia. Inclusive -cuenta orgulloso- existe un “gasparinisaurus”.
¿La desigualdad en América latina viene de los tiempos jurásicos? No, en realidad es un fenómeno bastante más reciente de lo que muchos creen. Hay estudios que muestran que las sociedades americanas precolombinas eran más igualitarias que las europeas en la misma época. Los problemas distributivos serios empiezan con la colonia y se explican por la presencia de dos factores: concentración de algún recurso natural y mucha población para ser explotada en su extracción. Pronto se formaron sociedades polarizadas entre elites europeas ricas y grandes masas de trabajadores de ingresos muy bajos, indios o esclavos. Es interesante notar que en las colonias inglesas de América del Norte y las españolas del Río de la Plata y Costa Rica, que carecían de riqueza minera o agrícola de extracción y de abundante población, se formaron sociedades más igualitarias.
¿Cómo está la Argentina hoy en materia de distribución del ingreso en relación al resto de la región? Hasta hace 20 o 30 años, la Argentina era con Uruguay, por lejos, el país más igualitario de América latina. Desde entonces es el país que más cayó en este aspecto. Aún está entre los cinco de mejor distribución, pero mucho más cerca del promedio (donde se ubican naciones como Chile) y también de Brasil, un país tradicionalmente muy desigual, pero que ha venido mejorando en forma notable en los últimos años.
¿América latina es el continente más desigual del planeta? Siempre se dijo eso. Probablemente haya países asiáticos y del Africa Subsahariana que son más desiguales, pero es difícil comprobarlo porque sus estadísticas son precarias. Pero claramente Latinoamérica está en el grupo de las regiones de alta desigualdad.
¿Y por qué en la Argentina la distribución empeoró más? Hubo varios “terremotos” en esta materia. El primero y el más importante fueron las crisis macroeconómicas, con alta inflación, como las “híper” de fines de los 80 y principios de los 90, o la caída de 2001-2002. Fueron procesos que destruyeron igualdad en forma trágica. Otra razón importante la constituyen algunas reformas de mercado y apertura comercial implementadas sobre todo a fines de los 70 y en especial en los 90, que implicaron una modernización muy brusca de la economía, que redujo fuertemente la demanda de trabajo no calificado con efectos sobre el desempleo, la pobreza y la desigualdad. Y todo en un marco de contención social muy frágil. Por último, hay una serie de círculos viciosos. Uno de ellos es la segregación tanto escolar como barrial. El auge de escuelas y barrios privados ha dividido más la sociedad: esa división -y en particular la huida de las clases medias hacia escuelas privadas- es fuente de desigualdades futuras. La consolidación de grupos entrampados en situaciones de “pobreza perpetua”, con pocos incentivos y expectativas de progreso, es otro problema que retroalimenta la desigualdad.
¿Qué pasó con la distribución después de la crisis de 2001-2002? La desigualdad había alcanzado una meseta alta a fines de los noventa, pero la crisis la disparó hasta niveles inéditos en 2002, donde alcanzó un pico. Cuando la economía se estabilizó y empezó a crecer, la desigualdad se redujo, en forma importante, pero no muy diferente de la experimentada por cualquier economía que se estabiliza después de una crisis macroeconómica profunda. De hecho, la caída de la desigualdad entre 2003 y 2006 es muy parecida a la caída entre 1990 y 1993 después de la híper. Desde 2006 hay alguna reducción adicional por factores más genuinos y estructurales, pero es lenta. Además, las ganancias distributivas están permanentemente amenazadas por la erosión de la inflación, que es un factor desigualador. La gran apuesta para reducir la desigualdad de manera significativa es la Asignación Universal por Hijo.
¿Cómo afectó la intervención del INDEC a las estadísticas sobre distribución del ingreso? Tuvimos una suerte de “apagón” a principios de 2007, cuando se dejaron de difundir los números de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que son nuestro insumo fundamental. A principios de este año, por presión de organizaciones como el CELS y de las universidades, el Gobierno volvió a hacer públicas estas estadísticas. Por supuesto que hubo muchas dudas sobre su posible adulteración. Hasta ahora, nosotros las hemos analizado en detalle, con desconfianza a priori. Y la sensación que nos queda es que no se han tocado.
¿Cuál es el margen de políticas públicas que hay para mejorar la situación? La mayor parte de los gobiernos contemporáneos en América latina tomaron la bandera de la mejora en la distribución del ingreso, y esa toma de conciencia es muy buena. Por ahora, es una tendencia que está más presente en el discurso y menos en la realidad de las medidas, pero igual es un paso adelante. Brasil es tomado por muchos como un ejemplo: con la Bolsa Trabajo y otras iniciativas sociales logró una movilidad importante de clase baja a clase media-baja y de ésta a clase media. En la Argentina, el Plan Jefes de 2002 fue un punto de inflexión, aunque es cierto que hubo que llegar a un punto límite para que la clase política se moviera.
Robert Reich, ex secretario de Trabajo de EE. UU, dijo recientemente que la crisis en su país no fue causada por la burbuja inmobiliaria, sino por el crecimiento de la desigualdad.
En toda sociedad hay permanentes pujas distributivas. Si esas pujas se canalizan en los mecanismos de mercado o con las instituciones vigentes, no alcanzan a tener consecuencias. Si esas pujas no se encauzan y se desbordan, se desencadenan crisis. En Argentina, el gran derrumbe de fines de los 80 o la gran crisis de 2001/02 pueden verse como estallidos de una puja distributiva que no logró encausarse y que terminó en el primer caso en una hiperinflación y en el segundo en una megadevaluación.
¿Las sociedades más igualitarias son más felices? Sí, definitivamente. La nueva economía de la felicidad sugiere que la gente es más feliz viviendo en sociedades más igualitarias. Esto implica que aceptaría vivir con menos recursos propios, pero en una sociedad que percibe como más justa.
¿Los temas de desigualdad están bien enseñados en las currículas universitarias? Están subrepresentados en relación a la importancia que vienen adquiriendo en los últimos años. Los libros de texto de las carreras de grado dan definiciones de pobreza, pero van poco más lejos. Junto con Martín Cicowiez y Walter Sosa terminamos un libro de texto sobre este tema hace seis meses, pero todavía no conseguimos una editorial interesada en publicarlo. Es un proceso arduo.
Es como mirar el pasto crecer.
Sí (risas). Esperemos que en algún momento se convierta en una montaña rusa.
Copyright Clarín, 2010.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Afirman que se redujo la pobreza - 15/09/10

El número de personas que sufren hambre en el mundo se redujo por primera vez en 15 años : pasó de 1.230 a 925 millones , pero esta cifra sigue siendo “inaceptablemente alta”, dijo ayer Jacques Diouf, director de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). En la sede de Roma, Diouf explicó que la cifra de 925 millones de personas es el resultado de un estudio conjunto de la FAO, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), en vistas de la cumbre ONU sobre los Objetivos del Programa del Milenio, este mes en Nueva York.

“La estimación sigue siendo inaceptablemente alta, pero el Objetivo para el Milenio, reducir 50% el número de las personas que sufren hambre, no debe ser abandonado”, dijo Diouf, comentando las estadísticas.

Los dos motivos principales de la disminución de poblaciones hambrientas, según el informe FAO-FIDA-PMA, son la reducción de los precios en los mercados alimentarios mundiales luego de los niveles récord alcanzados en 2008 y el crecimiento asiático, sobre todo empujado por China e India.

En Asia-Pacífico el número de hambrientos bajó desde 2009 12%, de 658 a 578 millones. Pero en proporción, la región subsahariana de Africa sigue con la mayor cifra de hambrientos : 239 millones, 30% de la población. En América Latina, José Graziano da Silva, a cargo de la FAO regional, calificó el descenso de la población con hambre allí como “una noticia positiva”, pero dijo que es muy leve. Pasó de 53,1 millones en 2009 a 52,5 millones en 2010.

En otro informe divulgado ayer, de la Unctad, los países del Sur son con todo la punta de lanza de la recuperación mundial : contra un crecimiento del PBI mundial este año proyectado 3,5% (el año pasado cayó 2%) Africa tendrá una tasa en torno a 5%, América Latina cerca de 6% (pero más en Sudamérica) y Asia en torno al 8%. La Unctad ponderó de estos países las políticas activas con eje en el mercado interno y el empleo .

miércoles, 1 de septiembre de 2010

PROYECTO ESTACION... NECESITAMOS TU AYUDA!


Hola: debido a que te llegó este mail y has decidido abrirlo, no te queda otra que leerlo hasta el final… necesitamos de tu ayuda.
Debora es una chica de 18 años. Se encuentra en su quinto mes de embarazo, por ahora no sabe que espera, le da vergüenza y la pone nerviosa la sola idea de tener que decir un nombre para su bebe. Vive en la calle, duerme en la estación de Temperley, al intemperie. Se la pasa peleando con todo el mundo (sospecho que es una forma de llamar la atención), al mismo tiempo que acaricia su panza. Si te parás y te atrevés a preguntarle por su hijo, se le ilumina la cara.
Marcos tiene 28 años, duerme en el cajero de un banco las noches de mucho frío. Hace años que trabaja de lo primero que le ofrecen. Se la pasa intentando salir de la calle,  sobre todo cuando piensa en una pieza y cama caliente, pero la vida le suele jugar de revés y no le queda otra que volver a lo de siempre, mas precisamente a la peatonal Laprida que ya se hizo “el living de su casa”.
Nicol, Maite, Mili y Lautaro son cuatro hermanitos que van del año y meses a los nueve años. Trabajan con sus papás en la calle, en el tren, vendiendo lo que haya para vender. Las nenas si las ves de lejos, parecen nenes. Tienen el pelo cortito, para evitar los piojos. Les encanta pintarse, poder peinarse, jugar. Sueñan con ser princesas.
Te podemos contar de unos cuántos más que pasan sus días alrededor de la estación de Lomas de Zamora, gente que hace mas de diez años esta ahí y casi ni se ven, las hemos hecho parte del paisaje de la boletería, del tren, la peatonal… solo si te atrevés a mirarlos a los ojos, y estas dispuesto a dedicarles un ratito de tu día, te abren las puertas de vidas, sus angustias, sus sueños, la crudeza de la calle, la rutina de buscar alguien que les atienda, alguien que les de un abrazo, algo así como te pasa a vos.
Con los chicos de NO SEAS PAVOTE estamos con varios proyectos, y este de la ESTACIÓN, es uno nuevo que empezamos hace mes y medio. Nos juntamos todos los martes a las 20:30 hs. en la estación de Lomas. Llevamos la cena para la gente que anda dando vueltas, que para el la calle. Al igual que el puente, lo más interesante de esto es compartir la vida, encontrarte con el otro, con un medio tan simple como un plato de comida.
El mangazo: necesitamos que te animas a asumir el compromiso, una vez al mes, entre vos y tu gente, a juntar alguna de las cosas que aparecen en la lista que te detallamos a continuación: fideos, polenta, arroz, sal, aceite, verduras, carne picada, pollo, harina…
Cada semana , publicaremos en facebook
(http://www.facebook.com/pages/No-Seas-Pavote/66216507447?ref=ts#!/pages/No-Seas-Pavote/66216507447?ref=ts) la lista de cosas que necesitaremos para ese martes. Ahí publicás si querés donar algo de lo que se necesita.
Gracias por tomarte el tiempo en leer todo esto y gracias por darnos una mano.
Abrazo grande… dale, NO SEAS PAVOTE.

En tres años se duplicaron los sin techo en la Capital


(NOTA DEL DIARIO "LA NACIÓN" - 30/08/10)
Laura Rocha
LA NACION

En tres años se duplicó la cantidad de gente que pasa la noche en las calles porteñas. Según los censos oficiales, en 2006 había 700 personas, mientras que el año pasado el número trepó a 1400. Durante el último operativo por el frío, el 60 por ciento de las personas que usaron los paradores de la ciudad provenía de la provincia de Buenos Aires y del resto del país.
Según informaron en el gobierno porteño a LA NACION, la atención en la calle para personas que no tienen una vivienda aumentó notoriamente. "En la avenida 9 de Julio, sin contar el bajo autopista, hay muchas personas, se están empezando a consolidar pequeños asentamientos de no más de cuatro familias de cartoneros que, en general, durante el fin de semana vuelven a sus hogares", reconoció la ministra de Desarrollo Social porteña, María Eugenia Vidal. La funcionaria consideró: "La mayor parte de las familias que se instalan es de la provincia de Buenos Aires".
Una de las causas de este fenómeno, según indicó Vidal, fue el desmantelamiento del "tren blanco", que usaban los cartoneros para poder trasladar su recolección.
Respecto de los asentamientos en la plaza Lavalle y sus inmediaciones, indicó que durante este año se realizaron tres operativos. En el último, reubicaron a cinco familias. Según Vidal, sólo queda un grupo de hombres solos que no aceptan ayuda.
En la ciudad de Buenos Aires, los subsidios por emergencia habitacional también crecieron. Mientras en 2008 se entregaron 7000, el año pasado se otorgaron 8030. Cada subsidio, en promedio, es de 7000 pesos por familia.
La pregunta sobre si debe la ciudad de Buenos Aires seguir sosteniendo las necesidades de habitantes de todo el país tiene una respuesta oficial. Según Vidal, es necesaria una política coordinada con la Nación y la provincia de Buenos Aires en ese sentido.
"El subsidio es una herramienta de emergencia -dijo-. En la medida en que no se pueda lograr una política coordinada, no se podrá resolver esta problemática."
OperativosEn el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación indicaron que, aunque no sean difundidos, hacen sus propios operativos por la Capital. Sin embargo, al ser consultados por LA NACION, no aportaron cifras precisas respecto de esa asistencia social.Por otra parte, el gobierno porteño está realizando encuestas telefónicas para saber cuál es el problema que los ciudadanos consideran más urgente de resolver. Algunas opciones del sondeo son la situación de las personas que viven en la calle; la gente que mendiga; los cartoneros; los cuidacoches, o los limpiavidrios en los semáforos. No se conoció aún el resultado de la encuesta.

martes, 17 de agosto de 2010

¿Dónde se rasca el que rasca?

Esta semana pasada por distintas circunstancias, me ví obligado a pensar mucho, a ahondar en mi interior, en lo que hago, lo que hacemos, evaluar sin evaluar, digamos… rascar lo que hay detrás de lo que se muestra, muestro. Entre idas y venidas, entre puentes y mucha vida compartida, se hace necesario detenerse y observar el camino recorrido aunque sea por imposición.
          El jueves hablaba por teléfono con una ahijada. Lo cierto es que me sentía muy mal, estaba angustiado porque los otros (a veces) no entienden o comprenden el mensaje de lo que uno dice o hace, de las decisiones tomadas, de la misma manera o con la misma intención que fueron realizadas. Me dijo un montón de cosas, para decir verdad, me reubicó. Cada tanto un “cachatazo” que te haga bajar, dejar de enroscar lo que no tiene rosca, es saludable y hace bien y ella tiene esa cualidad en mí. Pero una palabra, casi al pasar, me dejó helado, me paralizó. Me dijo algo así: “lo que pasa que los demás tienen de quién apoyarse, de quién acompañarse, y vos no tenés a nadie…” la conversación siguió, pero internamente no sé si seguí escuchando… no tengo a nadie. Como que la misma expresión comenzó a adquirir personalidad, se quedó repicando y repicando en mí.
          Más de una vez dije (y lo seguiré repitiendo) que cuando te sentís amado, sobre todo por Jesús, tenés dos caminos, o te hacés el idiota, como que no pasó nada o cambiás la vida. Desde hace años ando intentando no hacerme el idiota, mirar y hacerme cercano al dolor, al sufrimiento de los desprotegidos, los abandonados, los que ya no tienen esperanza, los marginados y excluidos de esta picadora que se ha hecho nuestro mundo, el lugar donde nos toca vivir. Tarea para nada sencilla, puesto que “todos apostamos” por la comodidad, el bienestar, el salvarme como pueda, algo habrán hecho, son unos vagos, unos negros de mierda, son los que te afanan, te matan, están sucios, ¿qué te dan?, que vayan a laburar, que el gobierno se haga cargo, y si los matamos a todos, que vuelvan las botas (según Lean tiro largo), entran por una puerta y salen por la otra, como son menores… (Levante la mano quién no pensó alguna vez alguna de estas u otras). Desde acá, provocar algo distinto, invitar al encuentro se torna árido, vacío… porque no dejan de tener algo de razón.
          Entonces la pregunta: ¿vale la pena perder el tiempo en estos? ¿se merecen algo? Y la verdad que no, pero justamente por eso vale la pena. Sino preguntale a Jesús, si valía la pena dar la vida por El Proyecto del Padre, preguntale por qué andaba con las prostitutas, los enfermos, los endemoniados, los rechazados, preguntale cómo se siente estar sólo cuando sabés que te van a condenar injustamente y tus amigos se quedan dormidos, preguntale como se hace amar cuando no te corresponden, preguntale como perdonar lo que parece imperdonable, preguntale como se hace. El tema es si no creés, porque para no creer hay miles de argumentos, yo tengo un montón. Y ahí, ¿dónde poderte rascar, cuando rascás sabiendo que al que rascás no puede hacerlo con vos? ¿dónde estar contenido? ¿dónde ser apapachado? ¿dónde ser abrazado gratuitamente, sin preguntas, en silencio?
          Y de nuevo al principio, no tengo a nadie, la soledad.
          No sé, son de esos misterios jodidos de la vida, esos lugares, esas preguntas, decisiones que te enfrentan con vos mismo y que nadie más que vos pueden responder. Y nuevamente los dos caminos, o te hacés el boludo o respondés.
Yo elijo responder, responder con lo que tengo a mano, con los que tengo a mano, y me dan pistas por dónde. Aquella conversación, ese abrazo interminable, el te amo, las lágrimas, las risas hasta que me duelan los cachetes, una buena birra, una mirada, darnos la mano, una caricia, una gran cachetada, un beso. Son luces en medio de la noche, guían, animan pero no te hacen caminar. El que decide caminar es uno.
Dios me regaló esos que iluminan, no son montones (no hacen falta tantos), pero que bien que hacen. Les doy las gracias a ellos, ellas (no los nombro a todos para que no se pongan celosos y no se la crean), hoy especialmente a vos… gracias Mechi.

                                                                                                hno Seba sc.

miércoles, 11 de agosto de 2010

FERIA SOLIDARIA EXTRAORDINARIA

Organizada por:


Parroquia Santa Teresita (Tucuman y Vieytes - Lomas de Zamora) y Cáritas
JUEVES 12 DE AGOSTO
DE 9 A 17 HS.


Se van a estar vendiendo ropa, zapatos, zapatillas y otras cosas, VALORES DESDE $5
Por si quieren comprar algo y además colaborar es una buena oportunidad.

jueves, 29 de julio de 2010

Cartoneros levantarán la basura reciclable en la Ciudad de Buenos Aires

(NOTA DEL DIARIO CLARIN EL 28/07/10)

28/07/10 Lo harán en cooperativas con zonas asignadas, según el nuevo plan oficial. Los vecinos deberán separar en sus casas y colocar todo en contenedores. Y las empresas sólo se llevarán los residuos húmedos.
Por Daniel Gutman 
Por primera vez, la Ciudad de Buenos Aires delegará formalmente la recolección de los residuos reciclables en las cooperativas de cartoneros , que de esta manera compartirán el sistema público de recolección de residuos con las empresas concesionarias. A cambio de su tarea, el Gobierno porteño promete invertir al menos $ 120 millones anuales en formalizar a los llamados recuperadores urbanos, lo que incluye el pago de incentivos, cobertura social y la provisión de camiones para trasladar la mercadería y otras cuestiones logísticas.
La novedad fue confirmada oficialmente ayer durante una audiencia pública en la que se sometieron a debate los pliegos de la nueva licitación que el Gobierno de la Ciudad promete lanzar el mes próximo y estima adjudicar y poner en marcha en el plazo del un año.
Durante la audiencia los grandes protagonistas fueron justamente los representantes de los cartoneros, que celebraron como un paso histórico el reconocimiento oficial y lo adjudicaron a “los años de lucha” que vienen desarrollando desde 2001, cuando la crisis lanzó a la calle con sus carros a miles de personas sin otra forma de ganarse la vida.
A comienzos de año, el ministro de Ambiente y Espacio Público, había anunciado que, con los nuevos contratos, los cartoneros ya no circularían por las calles y su trabajo sería restringido a los llamados centros verdes, adonde recibirían la mercadería trasladada por las empresas recolectoras. Sin embargo, todo el espíritu del proyecto fue cambiado después de varios meses de un proceso de conversaciones, conducidos por las ONG Poder Ciudadano y Cambio Democrático.
No deja de resultar irónico que los cartoneros se sientan por primera vez reconocidos por el Estado con el gobierno de Mauricio Macri, quien cuando era candidato los acusó de “robar” la basura y, ni bien comenzó la gestión, ordenó que fuera desalojado con violencia un grupo que se había asentado junto a las vías del ferrocarril, en Barrancas de Belgrano.
Ahora, la administración macrista tiene urgencia por lanzar la nueva licitación de recolección de residuos, porque el 19 de agosto vencen los actuales contratos, que sólo permiten ser prorrogados por un año más, a los mismos cinco concesionarios, en caso de que ya esté lanzada la nueva licitación.
Actualmente hay cinco compañías que se reparten el negocio de la recolección, que es el más importante que ofrece el Estado porteño, que invierte cerca de $ 1.400 millones al año. Con los nuevos contratos sólo serán tres las empresas , mientras que se mantendrá un área (en la zona Sur) en manos del Estado.
Pero la principal novedad será que las empresas recolectoras ahora sólo deberán retirar los residuos húmedos , no reciclables, que son los que tendrán destino de relleno sanitario. Esto implicará que la separación deberán hacerla los vecinos . El Gobierno promete que pronto serán historia las bolsas sobre la vereda, porque habrá contenedores para residuos húmedos en toda la Ciudad.
Los residuos secos serán materia de otra licitación, en la que competirán cooperativas de cartoneros, que deberán presentar sus planes de trabajo, sus proyectos de educación ambiental y sus necesidades de logística, para aspirar a que les sea adjudicada una zona de la Ciudad.
El Gobierno, de todas maneras, asegura que va a mantener los contenedores para residuos secos en las zonas de baja densidad de población, donde ya están colocados (un 26% de la Ciudad), que serán recogidos por el Ente de Higiene Urbana, que es un organismo estatal. Esas áreas, en las que predominan casas y hay menos basura, son lógicamente las que menos le interesan a los cartoneros.
Los contratos serían por cuatro años, prorrogables por uno más. La idea del Gobierno era hacerlos por plazos más largos, pero la Constitución porteña exige aprobación legislativa para otorgar concesiones de servicios públicos por más de cinco años. Con el procesamiento de Macri y la crisis institucional, lograr el consenso legislativo parece imposible.

( Dejamos el link de la nota: http://www.clarin.com/ciudades/capital_federal/Confirman-cartoneros-levantaran-basura-reciclable_0_306569424.html )