jueves, 23 de junio de 2011

Bitácora I: Seamos Patria


Hoy festejamos en el Puente el “25 de Mayo”, el día de la Patria. Esta fecha hace mención a la primera revolución del pueblo argentino por la exigencia de un gobierno propio y local.
En ese tiempo, la sociedad generó una unión y marcaron que tenían el mismo objeto y tiraban para el mismo lado.
En la Actualidad, cuando se acerca esa fecha los colegios hacen actos patrios, se canta el himno nacional con mayor relevancia e interés, algunas personas enganchan una escarapela en su ropa, una que otra casa tiene colgada la bandera argentina. Se considera feriado al 25 de Mayo.
Pero la verdad es que pocas personas toman este día con su real significado, para muchos no pasa más allá de un día en el cual descansan y no tienen que ir a trabajar o estudiar. Un ejemplo concreto, en los colegios ya pocos estudiantes cantan el himno correctamente, o llevan puesta la escarapela (quienes la llevan) otro día que no sea cercano a un hecho patrio.
Éstas y demás cosas nos hacen preguntarnos ¿somos realmente una nación? ¿Formamos o nos sentimos parte de la misma? ¿Qué hacemos día a día para construirla? ¿Hacemos algo para ser verdaderamente ciudadanos?
Cada uno sabe la respuesta, y sino, es bueno cuestionárselas.
Personalmente, conceptualizo a una nación como pueblo unido.
Ahora, en Argentina… ¿somos un pueblo?
Mientras que la palabra pueblo no signifique “todos juntos”, el mismo concepto va a traer contradicciones. Para ser un pueblo, primero tenemos que aceptarnos como tal.
Desde la antigüedad, éramos tomados como un conjunto de razas, no como pueblo. Y, como dije antes, el pueblo argentino emerge pocas veces; ejemplo un mundial de fútbol.
¿Por qué en tiempo de mundial deportivo el país está como loco, y todas las personas se movilizan, se juntan grupos de amigos, estudiantes, compañeros de trabajo, todos dedicados a mirar la competencia de deportes?  Y se sienten orgullosos, entusiasmados,  y van las personas por la calle con banderas pintadas en la cara, los autos con banderines argentinos, gorros, todas las casas con banderas nacionales.
En ese momento el país se paraliza.
¿Y por qué no tener la bandera argentina puesta en la casa todos los días? ¿Por qué no pintarse la cara de celeste y blanco de vez en cuando? ¿Por qué no cantar el himno nacional en voz alta cuando uno se está bañando? por así decirlo…
Y aún en estas situaciones, no somos pueblo. Lo vamos a ser cuando las personas nos aceptemos unos a los otros, cuando dejemos de individualizar nuestra vida como si estuviéramos solo nosotros, cuando dejemos de mirar siempre lo mismo, para abrirnos a otras realidades y le demos una mano a quien la necesita, y no solo cuando ésta te la pida, sino salir a buscar esas manos a las que levantar, o por lo menos, acompañar.
Esto último se ve reflejado en cada puente al que voy, en cada viernes por la noche ahí parada en el Puente Alsina esperando a los cartoneros con sopa y pan, como excusa para el inicio de una charla, y espero, un futuro encuentro, y así el nacimiento de una relación, de compartir y cruzar nuestras vidas, de escucha y habla, de saber ellos que nosotros vamos a estar ahí, y nosotros saber que nos van a esperar, o que van a parar su camino y prolongar su vuelta a casa, para encontrarnos.
Y me importa estar ahí, cuando podría estar en cualquier otro lugar haciendo otras cosas o en la comodidad de mi casa. Lo cambio, y prefiero ese puente.
Prefiero el encuentro, sea esto, sea una mirada, sea un simple saludo, un gesto, o una charla duradera, lo prefiero.
Porque para mí, eso vale mucho más. Y son este tipo de cosas con las que me quedo.
A veces, tan solo el estar ya dice mucho, tan solo escuchar aquello que la otra persona te dice, es mucho. Por más de que tengas o no una respuesta, te tomaste el tiempo y lo compartiste con una persona, y dejaste de  pensar aunque sea un momento en lo relacionado a vos, para darle el primer plano a esa persona, la conozcas desde toda la vida o hace apenas diez segundos.
Eso es lo que vale, lo que cuenta. Y ahí, en esa situación, con esas personas, nace el pueblo, ahí son nación.
Eso es la verdad del ser pueblo, del acompañar, de la unión. Esa es la totalidad de una Nación.
Si nos acompañamos a pesar de las derrotas o circunstancias personales somos pueblo, si nos aceptamos por quien somos, por quien fuimos, aceptar y entender el por qué de la otra persona, si somos más tolerantes, si en verdad nos importa ponernos en el lugar del otro, y darle una mano, que lo entiendas, no que justifiques sus acciones, sino que aceptes su realidad, y siempre que puedas, brindarle ayuda…entonces seremos pueblo.
Cada puente vamos construyendo pueblo.
Sigamos apostando por salir al encuentro de otros y construirlo.
Sigamos caminando juntos, seamos pueblo, seamos nación, seamos Patria.

Micaela.



1 comentario:

  1. Muy lindo post mica...cuantas palabras cargadas de corazón...
    Te mando un beso grande.

    Luba

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